SIN ESPINAS.

Llegue ayer,!que desiertos cruce sin detenerme!
Tan lejos de mi casa, tan pobre, tan perdida.
Los perros del dolor ladraban a mi paso
el alma me seguía con risas infantiles.

Niños chicos, mis rosas, azules campanillas
niños desdibujados,  segados de mis brazos
Voces de niños, bocas, que pronuncian mi nombre
y yo, sola, perdida, en la noche mas larga.

Por fin, una mañana, mis pies, endurecidos
supieron del camino que me llevaba a casa
hoy converso conmigo, o medito en silencio
en paz, estoy contenta
los perros del dolor ya me conocen
el corazón no sangra.